El capricho de Capcom
Los conocedores del mundo de los videojuegos están de acuerdo en que Street Fighter es un juego de culto. Muchos lo jugaron en las maquinitas, otros tantos en consola, pero su éxito es y ha sido importante.
Motivado por ello, Capcom, la empresa japonesa que desarrolla el videojuego, le encargó a Steven E. de Souza, director estadounidense, producir una película inspirada en el popular fighting game lanzado en agosto de 1987, a la que en México se tituló: Street Fighter: La última batalla.
El concepto lucía prometedor para los fanáticos del juego y los amantes del cine de artes marciales porque los protagonistas serían el belga Jean-Claude Van Damme, el boricua Raúl Juliá y la estrella pop australiana Kylie Minogue, todos respaldados por un presupuesto de 35 millones de dólares.
El filme tuvo muchas trabas en su ejecución. En primer lugar, De Souza tuvo que presentar un borrador de un guion de la noche a la mañana, y Capcom quería que aparecieran todos los personajes, que son más de 15, así que el director estadounidense intentó convencerlos de que fueran menos con el argumento de que con tanta figura, la historia se paralizaría.
Aunque inicialmente Capcom aceptó, con el paso de los días solicitó que se incluyeran a otros dos personajes, que en total fueron alrededor de 15.
Al final fueron ocho los principales (tan solo con los ‘buenos’), encabezados por Guile (Van Damme), el piloto de la Armada de los Estados Unidos.
‘Fue un poco de caos, pero creo que conseguí un buen equilibrio’, aseguró Steven E. de Souza en una entrevista (vía: Mutaciones)
Sin embargo, Blanka, un personaje muy popular en el videojuego, tuvo un papel secundario —y su caracterización fue muy mala—, al igual que Dhalsim.
Filmada al vapor
En segundo lugar, corría la mitad del año de 1993, y Capcom quería estrenar la película en las vísperas de la Navidad de 1994.
Entre los cambios de opinión de Capcom, las escenas debieron ser modificadas, editadas, o los guiones reescritos en varias ocasiones.
También hubo dificultad a la hora de elegir a los actores para dos de los personajes más emblemáticos del videojuego: Ryu y Ken.
El primero fue interpretado por Byron Mann, quien no tenía ni idea de lo que era Street Fighter, en tanto que el segundo por Damian Chapa, quien de inicio rechazó el personaje, pero al final aceptó.
Van Damme fue un problema
De Souza en una entrevista con The Guardian aceptó que una gran problemática la aportó ni más ni menos que Van Damme: ‘No podía hablar de eso en ese momento, pero ahora sí puedo: Jean-Claude estaba loco por la coca’.
Debido a esa adicción, el actor principal llegaba tarde a la filmación o simplemente no se presentaba: ‘Jean-Claude estaba tan enfermo que yo tenía que seguir mirando el guion para encontrar algo más para filmar. No podía quedarme sentado durante horas esperando por él. En dos ocasiones, los productores le permitieron ir a Hong Kong, y en ambas ocasiones regresó tarde; los lunes simplemente no volvía’. (Vía: The Guardian)
Sin Van Damme, el director tuvo que ingeniárselas para que la producción fluyera: ‘Inventábamos alguna pelea entre Ken y Ryu y un guardia de seguridad. Pero nunca se ensayó. Se hizo en el acto. Constantemente inventaba cosas para que los jugadores de apoyo las hicieran mientras Jean-Claude estaba ausente’.
Además, si el actor no estaba conforme con una secuencia, él mismo solicitaba que se rehiciera.
Eso no fue todo: el actor belga sostuvo un romance con Minogue (quien protagonizó a Cammy), lo que significó una distracción más.
Tailandia también retrasó el rodaje
En Tailandia no hubo buenas condiciones de trabajo: el fuerte calor de ese país provocó que los actores tuvieran problemas con el peso: ‘Si miras la película de cerca, lo notarás. En una escena, un actor a veces parecerá cinco o diez libras más pesado que en la siguiente’, precisa Byron Mann. (Vía: Polygon)
Encima, la central eléctrica construida al vapor precisamente para el rodaje de la película Street Fighter no aguantó la demanda de energía y explotó. En resumen, la producción tuvo 10 días de retraso.
Hubo diferencias de percepción
Incluso hubo una discusión entre De Souza y Charlie Picerni, quien lo apoyó en la realización de los movimientos especiales, porque, a juicio del primero, estos ‘no eran lo suficientemente reales’.
Una vez terminada la filmación, el producto se envió a la Motion Picture Association of America (MPAA) para que la valorara, y le dio clasificación R: no recomendada para adolescentes; por ello, el director se vio obligado a quitar escenas en las que hubiera exceso de sangre, por ejemplo, la enorme herida que Vega se hizo al caer sobre su propia garra, entre otras más.
Eso implicó eliminar algunos movimientos especiales y que no hubiera tiempo para colocar efectos especiales en los hadoukens de Ryu y Ken.
Al final, la MPAA le dio a Street Fighter una clasificación G, es decir, apta para todas las edades.
Solo le gustó a Capcom
Al final, a pesar de que Capcom quedó satisfecha con el producto, portales analistas de la pantalla grande no le dieron buenas notas: rottentomatoes.com le encontró un 20% de rating de la audiencia e imdb.com 4.0 sobre 10 puntos.
Algunos especialistas arremetieron contra la película de Street Fighter. Stephen Holden, del diario The New York Times, escribió: ‘Un revoltijo deprimente y sobrecargado de escenas de artes marciales mal editadas y con un diálogo generalmente indescifrable’.
Y David Kronke, de Los Angeles Times redactó: ‘Ofrece uno de los peores montajes que se han visto en el mundo del cine desde hace bastante tiempo’. (Vía: Film Affinity)
Raúl Juliá fue de lo mejor
En la película Street Fighter: La última batalla no todo fue malo: los críticos de la época destacaron la actuación de Raúl Juliá, quien protagonizó al jefe militar M. Bison.
El boricua filmó enfermo de cáncer de estómago; de hecho, murió antes de terminarse la producción de la pieza.
Damian Chapa recuerda a Juliá durante el rodaje: ‘Estaba extremadamente bajo de peso y le pusieron ese enorme traje. Cuando ensayábamos estaba deprimido, pero tan pronto decían «acción», este gran actor cobró vida en este cuerpo que no era lo que solía ser. Para mí, fue hermoso. Cuando escuchas decir, «el espectáculo debe continuar», puedo decir que Raúl Juliá estuvo actuando hasta su último aliento’.
¿Has tenido la oportunidad de ver la película Street Fighter: La última batalla? Si es así, cuéntanos si te agradó o no.
