¡Nos vemos en la grieta!

Estas piezas de metal surgieron mucho antes de los videojuegos

Las famosas arcades, conocidas también como maquinitas, formaron parte importante de la vida de muchos gamers de antaño, ya que estaban prácticamente en cada esquina.

No faltaba la farmacia, la tienda o el local especializado en donde podías ir a jugar Street Fighter 2, Contra y hasta Super Mario.

Ir a las maquinitas implicaba todo un ritual que comenzaba desde el momento en que comprabas tus fichas, y aunque era algo muy normal, nunca nos revelaron por qué tenías que usar trozos circulares de metal para jugar.

Por esa razón nos dimos a la tarea de investigar por qué no se usaban monedas en estos establecimientos y te mostramos lo que encontramos a continuación.

El origen de las fichas

Este elemento de cambio tan peculiar no surgió en la década de los 80, sino que se puede rastrear su creación y popularidad hasta finales del siglo XIX.

Antes de esta fecha los apostadores en los casinos solían utilizar todo tipo de elementos para representar sus riquezas, desde piezas de oro hasta algunas hechas de marfil, aunque no faltaba quien llevara físicamente los bienes materiales.

Usar dinero corriente en una mesa de juegos de azar no siempre era conveniente, ya que era muy difícil de contar debido a sus distintas denominaciones y ante este problema idearon una solución.

Entre 1880 y 1930 se comenzaron a producir fichas de póquer hechas de arcilla con las cuales se representaban ciertos valores monetarios establecidos por los dueños de los casinos, esto permitía evitar robos, llevar una mejor contabilidad y evitar falsificaciones.

Las máquinas tragamonedas y los ancestros de las fichas

De acuerdo con un artículo escrito por Vince Mowery para el Casino Chip & Gaming Tokens Collectors Club, este método de cambio nacido en las mesas de apuestas tuvo una primera evolución en 1890, cuando aparecieron patentes para la creación de máquinas que te permitían apostar usando ‘Nickels’, monedas de 5 centavos acuñadas en Estados Unidos.

Un ejemplo es la Draw Poker Machine de 1901

Historia fichas maquinitas
Imagen: vía Casino Chip & Gaming Tokens Collectors Club.

Pronto comenzaron a aparecer máquinas de este tipo en los casinos, y algunas de ellas incluso ofrecían cigarros o cerveza, pero era difícil mantener un control en su uso.

Para evitar robos y estafas, algunos establecimientos mandaron a crear sus propias monedas, mismas que podían canjearse al llegar.

Fichas cigarros Rhodes
Monedas de cigarros Rhodes: Imagen vía CCGTCC.

En años posteriores el auge de las máquinas tragamonedas se incrementó drásticamente, y por lo tanto, también lo hizo la demanda de estas ‘monedas especiales’. 

Su difusión fue tal que el gobierno de los Estados Unidos prohibió que estas tuvieran tamaño y diseños parecidos al dinero real, así que los diseños adquirieron mayor variedad.

Del casino a las arcades

Fue hasta 1971 que el uso de estas fichas llegó a los videojuegos con el lanzamiento de Computer Space, desarrollado por Nolan Bushnell y Ted Dabney, el cual requería una de estas ‘monedas’ para funcionar.

En 1972 llegó Pong, la cual, según un artículo de The Verge, generaba hasta $40 dólares al día gracias a los jugadores.

En los años posteriores a 1974, y habiendo demostrado el funcionamiento de las arcades para generar ingresos, aparecieron títulos importantes como Gun Fight, Space Invaders y otros más que funcionaban al introducir fichas en los gabinetes.

Fichas arcades

La era dorada de las maquinitas llegó a Estados Unidos entre 1978 y 1982, ya que según un artículo de Time Magazine, se podían generar hasta $400 dólares a la semana en los mejores títulos.

Pac-Man, que tuvo un boom en este período, fue de los videojuegos más exitosos en los locales de arcades.

Los dueños de estos establecimientos optaron por utilizar fichas para poder fijar su propio valor dependiendo del lugar y así incrementar sus ganancias, aunque también lo hacían  para evitar que algunos aprovechados obtuvieran juegos gratis.

Al igual que ocurrió con los casinos, algunos lugares diseñaron sus propias monedas para jugar, pero la forma que se volvió icónica fue la rayada.

Gracias a que cada establecimiento de maquinitas podía asignarle un diferente valor a las fichas, era más caro o más barato jugar en ciertos lugares.

Poco a poco los lugares especializados en arcades fueron desapareciendo, y los que se quedaron migraron su forma de pago a tarjetas recargables, poniendo fin a una era que muchos extrañan.

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