El equipo costarricense tuvo que superar incontables adversidades para consolidarse
Luchar contra lo imposible y vencer. La frase acuñada a Fidel Castro y que se ha convertido en el estandarte de algunos clubes deportivos, bien podría también definir a Infinity Esports. La organización costarricense de deportes electrónicos se ha consolidado como una de las mejores de Latinoamérica, pero no sin superar un camino lleno de adversidades.
Cuando Paul ‘Monrrow‘ Venegas fundó al equipo en 2009, jamás imaginó todo lo que tendría que superar para llegar hasta donde está. Su pasión y entrega lo llevaron a luchar siempre por su sueño: lograr que Infinity se convirtiera en un referente para los esports en la región.
Al mismo tiempo, inyectó en sus jugadores esa misma hambre de triunfo, con lo cual se afianzó en la escena de League of Legends y empezó a expandir el horizonte de su marca. No sólo en lo deportivo, sino en el ámbito comercial, rompiendo fronteras que hasta hace un par de años lucían inquebrantables para cualquier club latinoamericano.
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League of Legends: El Rubicón de Infinity Esports
Paul Venegas es oriundo de Costa Rica. Es fan de los videojuegos y siempre estuvo vinculado a ellos en su trabajo de mercadeo. Aunque organizaba eventos de gaming y laboró para varias marcas del medio, concibió al equipo de Infinity como un mero sueño.
En un principio, participaba como jugador en shooters como Battlefield IV, hasta que se fue dando cuenta de que, si quería convertir su sueño en una realidad, tenía que dejar de lado sus gustos y buscar cómo competir en el juego que movía todo en la región: League of Legends.
‘Como la mayoría de organizaciones en Latinoamérica, siempre estábamos viendo lo que se hacía en Estados Unidos y Europa en cuanto a esports. Trabajábamos alrededor de eso, de seguir un sueño. Éramos un grupo de amigos que seguía ese sueño, nunca pensamos que íbamos a llegar a estar en donde Infinity está hoy en día‘.
‘Apareció una marca que quería apoyarnos con ciertas cosas. Ahí empezamos a ver que realmente podría haber una proyección. Fue cuando me tomé el proyecto muchísimo más en serio y empecé a enfocarme mucho más en el desarrollo del proyecto como tal y no en el hobby‘.
‘Por eso empezamos en League of Legends. Teníamos que abrir los ojos y darnos cuenta de cuál era el juego que más impactaba y que más se estaba moviendo en Latinoamérica. En ese momento a mí ni siquiera me gustaba League of Legends, pero decidí dar el paso hacia allá‘, relata Monrrow.
Fue así como el visionario costarricense decidió cruzar su Rubicón. Consciente de que debía arriesgar y sacrificar muchas cosas para cumplir su sueño, empezó una larga travesía en los deportes electrónicos. De nuevo, una tarea nada sencilla y de la cual no podría arrepentirse.
Entre estafas y préstamos bancarios
Con la convicción de meterse de lleno a la escena de League of Legends, Paul Venegas buscó el roster que llevara a Infinity a subir desde abajo. Inició todo en 2014, pero al ser inexperto en lo que conlleva armar un equipo para este MOBA, sufrió más de una decepción.
‘Nosotros competíamos en shooters y demás, pero veíamos que no iba hacia ningún lado. No crecía lo suficiente, no había audiencia, los premios eran bajos, no eran tan relevantes como League of Legends. Desde las paradas competitivas llamaba muchísimo la atención este tipo de eventos‘.
‘Nos pusimos la meta de llegar a la LLN. Empezamos a trabajar alrededor de eso, pero nos pasaron mil ‘chascos’. Yo no conocía nada de eso. Fue todo un cambio de horizonte y básicamente hasta sufrí una estafa de cierta manera‘, recuerda Monrrow en entrevista con Gamers Unite.
La estafa a la que se refiere fue que en una ocasión perdió 6 mil dólares de patrocinadores. El mandamás utilizó ese dinero para brindar equipo al roster que acababa de armar, pero de un momento a otro, los jugadores decidieron abandonar la organización y llevarse todo.
Pese a ello, Paul se mantuvo firme en su idea de subir desde el Riot Open hasta la Liga Latinoamérica Norte y siguió buscando al equipo que le respondiera con la misma pasión. Fue así como dio con Anti, Wikko, Xuradel, Peluchín y Choisix, quienes obtuvieron el título del Circuito de Leyendas Norte en el Clausura 2016 y ascendieron al máximo torneo.
Fue una meta cumplida para todos en Infinity. Sin embargo, vendrían más problemas. Clasificar a la LLN significaba tener que trasladarse a México, algo que implicaba una gran cantidad de gastos y muchos problemas para que los jugadores pudieran viajar a suelo azteca.
De hecho, Anti decidió no seguir en el equipo; Xuradel tenía problemas de visa por ser nicaragüense, así que lo cambiaron por Cotopaco, aunque lo deportaron del país; Choisix decidió probar suerte con Lyon Gaming que en ese entonces buscaba soporte. Así, Infinity Esports, perdió a la mitad de su roster y tuvo que empezar prácticamente desde cero en la LLN.
Por otra parte, Monrrow tuvo que solicitar un préstamo bancario considerable. Trasladar a toda una organización a México y montar una gaming house es costoso, por lo que el dueño tomó una decisión económica riesgosa, confiando en que se mantendrían en el máximo circuito.
De esta forma, Infinity aterrizó en nuestro país para el Apertura 2017. Pudieron tener su propia casa como exige Riot, pero en ella ni siquiera tenían escritorios bien armados ni camas para sus colchones. Miles de dudas aquejaban a Paul Venegas en esta aventura, mas vio en sus jugadores una gran entrega, a pesar de que tenían todo en su contra.
Tocando la gloria en sólo dos años
‘Llegar a la LLN ha sido la prueba más complicada que he tenido en los esports hasta el día de hoy. El tema del préstamo bancario fue una decisión arriesgada porque era: o me endeudo, o no puedo montar la gaming house. Pero si me endeudaba y a la mera hora no funcionaba y descendía, pues me iba a quedar en la quiebra y sin equipo‘, admite el fundador.
Al conocer al resto de escuadras y sus respectivos dirigentes, Monrrow se percató de que eran considerados como el equipo más débil. Todos esperaban que Infinity descendiera ese año. El primer split en la LLN no dio muchas esperanzas, pero después de eso las cosas cambiaron.
Tras finalizar en la sexta posición del Apertura 2017, la directiva reinventó al roster, tomando jugadores por los que nadie apostaba y convirtiendo a Cotopaco en la figura del equipo. De su mano, la organización sorprendió a toda la escena al alcanzar la gran final del Clausura, y aunque perdieron 3-0 frente a Lyon, dieron una gran exhibición en Ciudad de México.
Un split después, Infinity Esports presentó al icónico roster conformado por Relic, SolidSnake, Cotopaco, Renyu y Arce. Ellos dieron un nuevo aire a la organización; se sentía como una gran familia y volvieron a meter al equipo a la final. Sin embargo, la experiencia de Lyon, que para entonces se cambió el nombre a Rainbow7, les arrebató el título con un 3-1 en la serie.
Aun así, ese fue el primer aviso. El ‘Rey del Norte’ finalmente perdió un juego en una final y Paul Venegas tenía mucha fe en su plantel. El Clausura 2018 concluyó con una historia de sacrificios. Infinity Esports alcanzó la final de la LLN por tercera vez consecutiva, pero ahora no iba a enfrentar a R7, que fue eliminado por Dash9.
Con Rainbow7 fuera del camino, los del Infinito se quedaron con la última corona de la LLN. Como si estuviera escrito por el destino, un nuevo rey se erigió justo antes de que se diera la fusión de ambas regiones para concebir la Liga Latinoamérica.
¡A tu casa, Tierwulf! Infinity se va al Mundial
Fueron sólo cuatro splits los que Monrrow tuvo que vivir en la LLN antes de irse a un Campeonato Mundial de League of Legends. En apenas dos años, su organización había logrado lo que ninguna otra: quitarle la corona a R7 y consolidarse como una de las mejores de la región.
Ahora, tenía que seguir haciendo historia para Latinoamérica y buscar el pase a la fase de grupos en Worlds. Pero antes de eso, debía dar un golpe sobre la mesa contra Kaos Latin Gamers, el último campeón de la Copa Latinoamérica Sur, y demostrar que el norte era mejor región antes de que la liga se mudara por completo a Chile.
‘El Mundial ha sido el momento más emotivo de Infinity. Por lo menos para mí, porque empiezas a ver hacia atrás todo lo que has pasado, las condiciones en las que iniciaste para salir adelante. Ha sido la etapa más grande del equipo, por lo que había costado llegar hasta ahí, todas las dificultades que habíamos tenido y todos los sacrificios que cada uno tuvo que hacer‘, valora.
No obstante, para no perder la costumbre de Infinity hasta en el Mundial, tuvieron que pasar por más complicaciones. Desde problemas con las visas de los jugadores, hasta competir prácticamente el mismo día que llegaron a Corea, la organización costarricense sufrió en Worlds 2018.
‘A nosotros, sólo tragedias. Fue un desastre. Y aun así logramos levantar cabeza y dar un paso al frente‘, enfatiza Monrrow orgulloso. Lo dice ciertamente porque no sólo vencieron a una de las potencias mundiales de League of Legends, sino porque hicieron vibrar a toda Latinoamérica a pesar de todos los problemas en su viaje.
Luego de esa gran experiencia, la directiva viajó a Chile para preparar todo de cara a la nueva LLA. Una vez más, las cosas no fueron fáciles: tuvieron que realizar una gran inversión y planear un gran proyecto para el equipo. Sin embargo, el cambio terminó por afectar en el rendimiento deportivo.
‘En términos de organización, fue un cambio muy brusco que ameritó una inversión económica muy elevada, empezando porque Chile es un país mucho más caro que México. Montamos una infraestructura pensándolo a cinco años, que era lo que se suponía iba a durar la liga allá‘, enfatiza Monrrow.
Una mala racha en la Liga Latinoamérica
Pensando en mantener la inercia positiva de Worlds, Monrrow esperaba que la mudanza no afectara tanto el desempeño de sus jugadores. Hizo hasta lo imposible para tener cómodos a todos los miembros del club, mas los resultados simplemente no se dieron y comenzó la maldición de Infinity en la Liga Latinoamérica.
‘Nosotros viajamos desde noviembre (2018) a Chile para preparar todo y amortiguar lo más que se pudiera el cambio. Pero sí nos afectó en lo deportivo. Empezamos bien y de pronto nos fuimos para abajo. Era más difícil por tantos cambios‘, precisa el dueño.
Fue un año complicado en Chile y eso se reflejó en la Grieta del Invocador. El Infinito terminó en cuarto y tercer lugar en los dos primeros splits de la LLA. Entonces, se vino otra fuerte noticia. La liga no prosperó como se esperaba en Sudamérica y, gracias a una alianza comercial con una televisora mexicana, en 2020 todo volvería a realizarse en nuestro país.
‘Se hizo un gasto muy grande en tema de infraestructura y fue frustrante que nos regresaran a México. Pero bueno, había que continuar. Fue duro el cambio, aunque encantado, porque adoro México, es un país que me encanta y estaba feliz de volver, sabiendo que iba a impactar de buena manera. El crecimiento del ecosistema iba a ser mucho mejor‘, reitera Paul.
Para darle la bienvenida a la LLA en territorio mexicano, Infinity Esports cambió su roster. Relic y Arce se retiraron del competitivo, mientras que Renyu fichó por Rainbow7; de esta forma, se integraron al cuadro titular Straight, Genthix y la leyenda WhiteLotus.
Todo mundo esperaba que fuera un gran reinicio para el cuadro tico, pero de alguna forma, el equipo no terminó por acoplarse. Además, justo cuando se esperaba que la liga tuviera jornadas presenciales en una arena de lujo, comenzó la pandemia por el Covid-19, cancelando todos los planes de la liga y de la organización.
‘2020 fue un año complicadísimo porque hicimos una inversión de 700 mil dólares en una arena en Costa Rica, muy similar a la que tiene Riot. Lo que queríamos era apoyar al país de donde salimos. Queríamos que Costa Rica tuviera un lugar especial para gaming. La abrimos en diciembre, pero ha estado cerrado básicamente desde que empezó la pandemia‘.
‘Se hizo una inversión muy elevada y no hemos logrado hacer básicamente nada con ella. Eso nos frenó un poco en el desarrollo de otros proyectos que teníamos. Además fue un golpe bastante fuerte que estos dos años no nos fuera bien. Han sido complicados deportivamente hablando‘, precisa Paul.
Como señala Monrrow, 2020 tampoco fue un buen año en la LLA. Si bien tuvieron un inicio destacado con las partidas presenciales, en cuanto la justa se trasladó al online regresó la maldición de Infinity, finalizando en cuarto lugar en el Apertura y quinto en el Clausura.
Los beneficios de la pandemia para Infinity
Si algo nos queda claro al respecto de Infinity Esports en este relato, es que en donde otros ven un problema, ellos ven una oportunidad. Y pese a que los resultados deportivos no acompañaron al equipo de League of Legends, su principal bastión, en los últimos dos años, la organización triunfó en otros deportes electrónicos.
Con el éxito obtenido en la liga de Riot Games, Venegas pudo impulsar a su escuadra en otras disciplinas. Ingresó a las escenas de Counter Strike, Rainbow Six Siege, Free Fire, FIFA, Dota2, Valorant y hasta SimRacings. En todas ellas, Infinity Esports se ha llevado al menos un título.
‘La expansión siempre fue pensando en que la marca tuviera muchísimo más impacto, que nos vieran en todas partes. Hemos tenido la dicha de salir campeones en todos los juegos en los que hemos estado. Siempre buscamos que la marca esté posicionada en distintas partes y todo este tipo de proyección nos ha permitido acercarnos a marcas no endémicas‘.
‘La pandemia abrió la brecha a que varias marcas se dieran cuenta de que existen los esports. Se paró el futbol, la NBA; se paró todo y lo único que continuaba eran los esports. Entonces claramente las marcas empiezan a poner un foco en todos nosotros. Eso es un paso muy importante para Latinoamérica en general y creo que hacia allá vamos‘.
‘Tuvimos muchísimo movimiento con marcas que no tienen nada que ver con esports o gaming. Son las marcas que más presupuesto tienen y que más podrían invertir en nuestro nicho. Les interesa porque son nuevas audiencias y hay que ir mostrándoles que hay dónde invertir. Incluso a mucho menos costo que el futbol u otros deportes tradicionales‘, aconseja Venegas.
Generando un crecimiento hacia el infinito
Queda claro que la organización costarricense de deportes electrónicos es experta en sortear los problemas. Desde sus inicios, no ha hecho más que aguantar y luchar en contra de todo para salir adelante. Paul ‘Monrrow’ Venegas ha sabido inyectar un ADN lleno de garra y entrega a sus equipos, con lo cual se ganó una buena reputación entre aficionados y jugadores.
‘Infinity no soy yo, no son los inversionistas o los socios; somos todos. Estar en los esports significa sacrificar otras cosas, pero creo que cada una de las personas que ha estado en Infinity ha aportado muchísimo al crecimiento de la organización. Estoy súper agradecido con cada uno de ellos porque sin ellos no seríamos nada‘, considera el dirigente.
Con la vista al frente y llena de ilusiones por seguir haciendo de Infinity un referente para el resto de los equipos en Latinoamérica, a Monrrow no le queda más que pedir el apoyo por parte de los aficionados para que sigan consumiendo los deportes electrónicos en la región.
‘Muchas veces sólo criticamos lo que tenemos y no hacemos nada por levantarlo. Si las audiencias fueran equivalentes a la cantidad de población que tiene Latinoamérica, seríamos un gran ecosistema con muchas mejores condiciones, con mejor desarrollo y mejores jugadores‘.
‘Apoyen el juego que les guste viendo las transmisiones. Esto hace que los equipos tengan más patrocinadores para invertir en el crecimiento de su infraestructura y desarrollo de jugadores. De la misma gente depende que esto siga creciendo‘. Hagámosle caso, finalmente es alguien cuya organización parece tener un crecimiento infinito.
