Cuando hablamos de videojuegos solemos centrarnos en aquellos que llegan a consolas o tiendas de PC; sin embargo, también existen propuestas interesantes que se ejecutan en navegadores de internet.
Megarol fue una de ellas, y aunque no fue tan popular como títulos actuales, te permitía transportarte a un mundo inspirado en obras como El Señor de Los Anillos, enfrentarte a criaturas épicas y subir de nivel a tus personajes sin pagar un solo peso y con una interfaz amigable.
Acompáñanos a recordar esta joya de los juegos de navegador que combinaba una buena experiencia de Rol con una aventura gráfica sencilla pero eficiente.
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Desarrollado por Antonio Manuel Gallardo, conocido con el pseudónimo de Magiatar, Megarol llegó a principios de la década del 2000 con la intención de trasladar la experiencia de ‘rolear’ en papel a una interfaz gráfica con cálculos generados automáticamente.
Para dicha tarea creó un mapa con diferentes biomas, dividido a su vez por una cuadrícula. Estos pequeños segmentos representaban una casilla de movimiento que cambiaba de valor según el terreno.
Cada día los jugadores tenían un cierto número de turnos para desplazarse, atacar o descansar, así que tenían que ser cuidadosos al usarlos.
La creación de tus aventureros
Megarol tenía cinco clases diferentes con sus propias características y debilidades, estas eran: humano, elfo, enano, hobbit y semi elfo.
Su construcción se basaba en los atributos de fuerza, destreza, magia, inteligencia y suerte.
La combinación de estos factores determinaba la viabilidad de cada raza para asumir una clase, y se ejemplificaba con esta tabla.
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Al ser un juego de rol, podías elegir a dos personajes diferentes y asignarles una profesión que podía ser de guerrero, mago, ladrón o clérigo y, conforme subías de nivel, obtenías habilidades nuevas.
La interfaz de Megarol contaba con varios apartados con diversa información, incluyendo el inventario de tus aventureros, sus características y hasta sus rudimentarios retratos.
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Sin grandes gráficos pero con buenas mecánicas
Al ser un juego de navegador no podíamos esperar animaciones complejas, pero a pesar de manejarnos sobre una cuadrícula, los combates y la exploración del mundo era entretenida.
Los combates se narraban a través de pequeños relatos divididos en turnos, donde se describían las habilidades que usaban tus personajes y los enemigos.
Prácticamente lo único que el jugador hacía era elegir a qué casilla avanzar y contra qué personajes pelear, dejando el resto a la inteligencia artificial del juego, pero la experiencia era divertida.
El ocaso de Megarol
No se sabe a ciencia cierta por qué murió Megarol, pero una de las teorías es que el financiamiento del proyecto, el cual se daba a través de publicidad de externos, no fue suficiente para mantener el proyecto en pie.
Magiatar terminó mudando sus esfuerzos a un proyecto alterno titulado Pokémon Negro, el cual dio señales de vida hace unos meses después de pasar mucho tiempo sin noticias.
Megarol no tuvo la popularidad explosiva de otros títulos de navegador, pero su construcción, diseño y programación son dignos de admirarse, incluso a varios años de su desaparición.
