¡Nos vemos en la grieta!

Los equipos competitivos cada vez buscan ser más profesionales y no quedarse en ser un grupo de amigos

En los últimos años, hemos visto cómo la industria de los esports crece de forma exponencial en todo el mundo. Cada vez son más las marcas, desarrolladores y equipos que se interesan en incursionar en los deportes electrónicos. Ya sea a través de organizar un torneo, construir una escuadra competitiva o simplemente patrocinar a un jugador talentoso.

Sin embargo, los esports no siempre fueron tan populares como lo son ahora, ni tampoco tenían la visibilidad de hoy en día, con millones de personas jugando y disfrutando de diferentes torneos a nivel mundial.

La mayoría de los deportes electrónicos surgieron impulsados por la propia comunidad, pero al irse consolidando, empezó a generarse la necesidad de brindarles más profesionalismo. Por ello, actualmente los equipos cuentan con una estructura más sólida tanto económica como organizacional. Su evolución ha sido tan exponencial como la de la propia industria.

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¿Cuáles fueron las primeras organizaciones?

Si bien las competencias de esports comenzaron hace varios años, las organizaciones como tal tardaron un poco más en surgir. Fue hasta que un jugador tuvo la intención de compartir su pasión por competir, que se dio el nacimiento de los primeros equipos.

Una de las más antiguas es Schroet Kommando, ahora conocida simplemente como SK Gaming. Esta escuadra surgió como un clan de Quake en 1997, en Alemania, gracias a la unión de familiares y amigos. Al poco tiempo, se expandieron a la escena de Counter Strike y fue entonces cuando empezaron a ser más reconocidos. Incluso se convirtieron en el primer equipo en contratar oficialmente a sus jugadores.

Historias similares ocurrieron con equipos como Team Liquid, Evil Geniuses, G2 Esports o Ninjas in Pyjamas, las cuales fueron fundadas por jugadores con el deseo de competir junto a sus amigos y crear una historia de éxito. Jamás se imaginaron que, con el tiempo, se convertirían en referentes para el desarrollo de los deportes electrónicos en el planeta.

El impacto de los esports llegó a Latinoamérica

Con el constante crecimiento de la industria en Europa y Norteamérica, los deportes electrónicos eventualmente llegaron a América Latina. Tal y como ocurrió con las organizaciones en el resto del mundo, los principales equipos de nuestra región empezaron a brotar con la intención de competir y convertirse en los mejores, en la década de 2010.

La primera y, quizá, más exitosa fue Lyon Gaming, un equipo de amigos que decidió unirse para jugar League of Legends, justo cuando Riot Games anunció el desarrollo de la escena profesional en Latinoamérica. Casi al mismo tiempo nacieron también Isurus Gaming, Furious Gaming y Kaos Latin Gamers en Sudamérica. Estas intentaron competir con Lyon, pero nunca lograron hacerle frente al menos en lo deportivo.

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Sin embargo, con el paso de los años, la exigencia de los esports comenzó a ser mayor. Ya no sólo se necesitaba tener una buena presencia deportiva, sino que era obligatorio tener una sólida base económica y un buen plan de desarrollo para la marca como tal. Se necesita establecer alianzas y buscar patrocinios para no correr el peligro de desaparecer.

Lyon atravesó por varias complicaciones extra deportivas. El equipo original perdió el nombre ante una demanda por parte de Marcelo ‘Thyak‘ Ramones, quien después de intentar participar en algunas ligas de esports, decidió tirar el proyecto por falta de inversión.

De esta forma, otras organizaciones como Infinity Esports, Estral Esports, Isurus y Furious se dieron cuenta de que lo deportivo no era primordial; necesitaban ser más profesionales para desarrollar la industria. Actualmente son cuatro de las grandes potencias en Latinoamérica, con presencia incluso en Norteamérica y Europa.

La evolución no se detiene

Gracias a ello, el futuro de América Latina en la industria de los deportes electrónicos luce promisorio. Aún existen casos de equipos que padecen fraudes por parte de personas no profesionales, como el reciente caso de LDM Esports, pero cada vez son más los jugadores y dueños de equipos que en verdad se esfuerzan por desarrollar a la región.

Atrás quedaron los ‘amiguismos’ y los centros de juego en el sótano de las casas de los jugadores. Las gaming houses cada vez están estructuradas de mejor forma y los esports empiezan a recibir un trato más especializado, incluso se están abriendo mayores oportunidades laborales en todas las ramas. La evolución es constante.

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